lunes, 31 de marzo de 2014

PREDICANDO CON EL EJEMPLO

ALMO .- Ciudad del Vaticano 31 marzo de 2014.- Los Papas siempre se han confesado por sus pecados, pero siempre en privado, lejos de las miradas indiscretas de los fieles. Francisco ha roto este viernes esa tradición, al convertirse en el primer Pontífice en la Historia que se muestra en público de rodillas ante un confesionario, como cualquier hijo de vecino, recibiendo el sacramento a través del cual son perdonados los pecados.

Fue durante la primera jornada del perdón, una propuesta anunciada el pasado domingo por el propio Francisco durante el Angelus y, según la cual, desde las 17.00 horas del viernes y durante 24 horas las iglesias de varias diócesis de todo el mundo permanecerán abiertas para que todos aquellos que así lo deseen puedan confesarse. Y, por supuesto, la Basílica de San Pedro se sumó a esa iniciativa, habilitando numerosos confesionarios para poder administrar ese sacramento.

Francisco, como muchas veces han hecho otros Papas, decidió confesar él mismo a algunos fieles. Pero antes de hacerlo y de entrar en el lugar del confesionario reservado al sacerdote, se arrodilló donde lo hacen los pecadores y ante un penitenciario enumeró sus faltas y ofensas. Nunca se había visto a un Pontífice así, recibiendo (en lugar de administrando) el sacramento de la confesión.

Desde su elección como Papa hace ahora un año, Bergoglio siempre ha insistido en que Dios es un ser misericordioso que siempre perdona a los que cometen pecados, presentándose en todo momento él mismo como un pecador y pidiendo a la gente que rece por él. "El rostro de Dios es el de un padre misericordioso que siempre tiene paciencia. ¿Habéis pensado en la paciencia que Dios tiene con cada uno de nosotros? Nos comprende, nos espera, no se cansa de perdonarnos", detalló en su primer Angelus después de ser elegido Papa. Y este viernes llevó ese discurso a la práctica, al mostrarse públicamente en el acto de pedir perdón, de confesarse.

"¿Quién entre nosotros puede presumir de no ser un pecador"?, preguntó en voz alta el Papa durante la celebración litúrgica que celebró en la Basílica de San Pedro con ocasión de la 'jornada del perdón'. "Si decimos que estamos sin pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros", destacó citando las palabras del apóstol San Juan.


En su sermón, Francisco habló de los efectos benéficos de la confesión, de los comportamientos que desencadena ese sacramento destacando que lleva "a hablar siempre con la verdad y a evitar toda mentira, a no robar, a compartir con los otros, especialmente con quien está necesitado; a no ceder a la ira, al rencor y a la venganza, a ser benevolentes, magnánimos y dispuestos al perdón, a no caer en las maledicencias que acaban con la buena fama de las personas y a mirar, sobre todo, el lado positivo de cada uno".

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