viernes, 25 de abril de 2014

JUAN PABLO II UN PAPA ENAMORADO DE LATINOAMERICA



El papa Juan Pablo II, que será canonizado el 27 de abril, era un enamorado de Latinoamérica y quedó fascinado por el calor de su pueblo en sus viajes, según el historiador y fundador de la Comunidad de San Egidio, Andrea Riccardi.

"Juan Pablo II fue un papa que creía mucho en el papel de Europa, pero quedó fascinado con América Latina, pues él no conocía Latinoamérica antes de comenzar su pontificado", explicó el fundador de la llamada "Onu de Trastevere" por su mediación en los conflictos, en una entrevista con Efe.


Riccardi en su último libro "La santidad de papa Wojtyla" explica cómo Juan Pablo II "quiso con fuerza viajar a México en 1979 ya que Juan Pablo I había renunciado a ese viaje, y quedó sorprendido".
Allí fue donde aprendió a viajar, añadió Riccardi, al recordar cómo Karol Wojtyla consideraba Latinoamérica "el continente de la esperanza".


En el libro, el historiador y exministro italiano explica cómo en su primer viaje a América Latina el papa encontró lo que había vivido en Polonia, es decir un "cristianismo de pueblo", que después revivió en Brasil, Argentina y en todos los países que visitó.
Para el fundador de la Comunidad de San Egigio, Wojtyla dio mucho a Latinoamérica y fue el primero en entender "el papel decisivo que tendría en el futuro de la Iglesia", entre otras cosas la elección de Francisco, el primer papa de Latinoamérica.



Riccardi también aborda en su libro el rechazo del papa Wojtyla a la Teología de la Liberación que promovían muchos sacerdotes en Latinoamérica.
Juan Pablo II "luchó contra una ideología de la Teología de la Liberación, pero también quiso relanzarel catolicismo popular latinoamericano, desarrollando la evangelización y reforzando la piedad popular", dijo.

En opinión de Riccardi, el actual papa, Jorge Bergoglio, pertenece a esa generación de obispos que han vivido el conflicto sobre este tema "pero se colocan en "la post Teología de la Liberación".

Riccardi destacó el gran papel diplomático y misionero de Juan Pablo II durante sus 26 años de pontificado.


"Fue un gran misionero del cristianismo y esto se ve sobre todo en Latinoamérica", agregó.

El papa polaco fue el creador de la Fundación "Populorum progressio" para América Latina que desde su nacimiento en 1993 y hasta 2012 aprobó ayudas a los campesinos por un valor de 34 millones de dólares, que se han distribuido en 3.834 proyectos destinados a 20 países del continente.
Desde su elección como Papa en 1978, Juan Pablo II visitó 26 países de América Latina, y su primer viaje fuera de Italia fue en 1979, cuando recorrió la República Dominicana, México y Bahamas del 25 de enero al 1 de febrero.

Juan Pablo II regresó hasta cinco veces a México, cuatro a Brasil, y dos a Perú, Uruguay y Argentina.

Visitó algunos países en momentos críticos, como la Argentina de los militares, en 1982; la Guatemala del general Efraín Ríos Montt, en 1983, el Chile bajo la dictadura de Augusto Pinochet en 1987 y el Paraguay del general Alfredo Stroessner en 1988.


Uno de sus viajes históricos fue el que realizó del 21 al 25 de enero de 1998 a la Cuba de Fidel Castro y del que se llevó "un juicio muy positivo", "sobre todo por el entusiasmo del pueblo", como escribió en un libro el que fuera Secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone.

viernes, 11 de abril de 2014

Cantautores de América Latina homenajean a Juan Pablo II y Juan XXIII en un videoclip



"Hombres de Dios” es una canción inédita dedicada a Juan Pablo II y Juan XXIII.El arzobispado de Guadalajara, en México, ha reunido a trece de los mejores cantautores de música cristiana de toda América Latina para lanzar esta iniciativa a través de sus medios de comunicación.

Autor: Luis Ramírez Estrada
Arreglo musical: Kiki Troia

Intérpretes:
Athenas Vénica (Argentina)
Célines Díaz (Rep. Dominicana)
Cristy Villaseñor (México)
Kiki Troia (Argentina)
Luis Enrique Ascoy (Perú)
Luis Ramírez (México)
Marco López (Chile)
Margarita Araux (México)
Margarita Mariscal (México)
Martín Valverde (México-Costa Rica)
Mónica Arrollo (México)
Rogelio Casasola (Guatemala)
Sam de León (México) 



lunes, 31 de marzo de 2014

PREDICANDO CON EL EJEMPLO

ALMO .- Ciudad del Vaticano 31 marzo de 2014.- Los Papas siempre se han confesado por sus pecados, pero siempre en privado, lejos de las miradas indiscretas de los fieles. Francisco ha roto este viernes esa tradición, al convertirse en el primer Pontífice en la Historia que se muestra en público de rodillas ante un confesionario, como cualquier hijo de vecino, recibiendo el sacramento a través del cual son perdonados los pecados.

Fue durante la primera jornada del perdón, una propuesta anunciada el pasado domingo por el propio Francisco durante el Angelus y, según la cual, desde las 17.00 horas del viernes y durante 24 horas las iglesias de varias diócesis de todo el mundo permanecerán abiertas para que todos aquellos que así lo deseen puedan confesarse. Y, por supuesto, la Basílica de San Pedro se sumó a esa iniciativa, habilitando numerosos confesionarios para poder administrar ese sacramento.

Francisco, como muchas veces han hecho otros Papas, decidió confesar él mismo a algunos fieles. Pero antes de hacerlo y de entrar en el lugar del confesionario reservado al sacerdote, se arrodilló donde lo hacen los pecadores y ante un penitenciario enumeró sus faltas y ofensas. Nunca se había visto a un Pontífice así, recibiendo (en lugar de administrando) el sacramento de la confesión.

Desde su elección como Papa hace ahora un año, Bergoglio siempre ha insistido en que Dios es un ser misericordioso que siempre perdona a los que cometen pecados, presentándose en todo momento él mismo como un pecador y pidiendo a la gente que rece por él. "El rostro de Dios es el de un padre misericordioso que siempre tiene paciencia. ¿Habéis pensado en la paciencia que Dios tiene con cada uno de nosotros? Nos comprende, nos espera, no se cansa de perdonarnos", detalló en su primer Angelus después de ser elegido Papa. Y este viernes llevó ese discurso a la práctica, al mostrarse públicamente en el acto de pedir perdón, de confesarse.

"¿Quién entre nosotros puede presumir de no ser un pecador"?, preguntó en voz alta el Papa durante la celebración litúrgica que celebró en la Basílica de San Pedro con ocasión de la 'jornada del perdón'. "Si decimos que estamos sin pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros", destacó citando las palabras del apóstol San Juan.


En su sermón, Francisco habló de los efectos benéficos de la confesión, de los comportamientos que desencadena ese sacramento destacando que lleva "a hablar siempre con la verdad y a evitar toda mentira, a no robar, a compartir con los otros, especialmente con quien está necesitado; a no ceder a la ira, al rencor y a la venganza, a ser benevolentes, magnánimos y dispuestos al perdón, a no caer en las maledicencias que acaban con la buena fama de las personas y a mirar, sobre todo, el lado positivo de cada uno".

sábado, 1 de marzo de 2014

LA IGLESIA JUNTO A LOS JOVENES LATINOAMERICANOS


ALMO.- 1 de Marzo DE 2014 Ciudad del Vaticano.- De todos los retos a los que se enfrenta la Iglesia católica en América Latina, la evangelización de la juventud es uno de los más urgentes.

La Pontificia Comisión para América Latina se reunió en Roma toda la semana para tratar el tema "Emergencia educativa y transmisión de la fe en la juventud latinoamericana”.  El cardenal Leopoldo Brenes Arzobispo de Managua (Nicaragua) comentó que "En primer lugar hemos visto la inestabilidad que a veces encontramos en nuestros jóvenes, el poco amados que se sienten los jóvenes, luego el azote, la persecución, a través de las drogas y luego, dentro de la parte política, quizás, el no querer participar en la parte política”.

Para la Comisión, la JMJ de Río demostró que los jóvenes tienen fe y alegría. Sin embargo, meses después, también reconoce que todavía queda mucho por hacer.

Para el Cardenal Odilo Scherer  Arzobispo de São Paulo (Brasil) falta organizaciones que se acerquen a los jóvenes dentro de la Iglesia "Aunque es verdad que hay jóvenes que caminan con la Iglesia, debemos reconocer que la mayoría no lo hace. La Iglesia no está en contacto con ellos, en el sentido de ser cercana a los jóvenes. De alguna forma, faltan organizaciones pastorales, etc., de acercamiento a los jóvenes”.


El Papa Francisco, que fue miembro de este organismo, recordó a la Comisión que la Iglesia debe acoger a los jóvenes tal y como lo hacía Cristo.

martes, 4 de febrero de 2014

OPINION: Para entender el pensamiento de Francisco


En 2005 fui invitado a Roma por la BBC tras la muerte del papa Juan Pablo II y el subsiguiente cónclave, en el que se elegiría a Joseph Ratzinger como Benedicto XVI. El día que los cardenales ingresaron en el cónclave estaba con el corresponsal de la BBC Brian Hanrahan (fallecido en 2010) que no creía que el Colegio Cardenalicio eligiera a Ratzinger, quien acababa de ofrecer la memorable homilía frente a los cardenales en la que denunciaba la "dictadura del relativismo".

¿Puede una persona tan estrecha de mente -me preguntaron- terminar siendo papa? Yo defendí que Ratzinger era una persona bien conocida por cada uno de los cardenales y que era quien tenía la mayor probabilidad de ser elegido. Comenté, sin embargo, que una "versión más amigable" de Ratzinger también podría ser elegida y especulé con que tal vez ésta podría ser "Bergoglio de Argentina". Fallé por ocho años.
Inesperadamente, el año pasado, me encontré nuevamente en Roma. El hombre que iba a aparecer en la Basílica de San Pedro me era familiar. Sin embargo, este papa de muchas primicias (el primero en tomar el nombre de Francisco, el primer jesuita, el primero del continente americano) tenía preparadas muchas sorpresas propias. Para quienes somos seguidores de la institución papal, Francisco nos ofrece una fuente constante de material para la reflexión.
A los comentadores de los últimos 30 años acostumbrados a explicar el significado de los densos textos teológicos y filosóficos magisteriales, la simplicidad y la espontaneidad de Francisco pueden causar algo de confusión. Mientras que su predecesor enseñó empleando palabras precisas y matizados argumentos, Francisco habla con valentía a través de gestos efectivos y emotivos. Un tierno abrazo a un hombre deformado vale como una encíclica entera sobre el amor. Y en la era de Internet, es accesible de inmediato para millones de personas.
No es una sorpresa que el hombre que tomó como referente y nombre el modelo de il poverello d'Assisi haya puesto a los pobres en el centro de su pontificado. Sin embargo, los gestos espontáneos y la manera improvisada en que se manifiestan no deben llevarnos al error de pensar que este papa está ofreciendo una dicotomía superflua entre izquierda y derecha, entre capitalismo y socialismo. Creer que cualquier papa, y este papa en particular, está inspirado por una ideología concreta en su preocupación por los más vulnerables es errar por completo.
Francisco rechaza la idea de que sólo el mercado puede satisfacer las necesidades humanas, pero también denuncia "el asistencialismo" que crea dependencia en los pobres y reduce el papel de la Iglesia al de una ONG como cualquier otra. La complejidad de su pensamiento sorprende tanto a la derecha (algunos que se preocupan innecesariamente creyendo que es un teólogo de la liberación) como a la izquierda (a los que utilizan sus palabras para fomentar una "Revolución Francisco" en su nombre). Esto revela la comprensión anémica que se tiene de Francisco como persona, pero también del catolicismo, que históricamente ha balanceado las tensiones de paradojas aparentes (lo divino y lo humano, la Virginidad y la Maternidad, etc.). Es una tentación demasiado fácil reducir dos mil años de tradición, de reflexión y de experiencia vivida a cuatro o cinco frases impactantes y políticamente correctas, prioritarias para la agenda de los propagandistas, pero no para la Iglesia.
Si se quiere entender lo que piensa Francisco de los pobres sería bueno atender con mayor objetividad a la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium de la que tanto se ha hablado y a la que tan poco se ha leído. Rápidamente se pone de manifiesto que esta Exhortación es una extensión de una aguda percepción de Jorge Bergoglio cuando era arzobispo de Buenos Aires: "No podemos responder con verdad al desafío de erradicar la exclusión y la pobreza, si los pobres siguen siendo objetos, destinatarios de la acción del Estado y de otras organizaciones en un sentido paternalista y asistencialista, y no sujetos, donde el Estado y la sociedad generan las condiciones sociales que promuevan y tutelen sus derechos y les permitan ser constructores de su propio destino." (Conferencia Las deudas sociales, 2009)
Encuentro dos desafíos innovadores en estas palabras, que podrían suponer el inicio de un largo camino para despolitizar el debate sobre la pobreza y la riqueza.
Imaginemos si todos los que actualmente participan en el debate sobre estos temas se hicieran preguntas tales como "¿qué cosas excluyen a los pobres del camino a la prosperidad?", o "¿cómo sería una sociedad que dejara de ver a los pobres como meros objetos de ayuda paternalista y los viera como artífices de su propio destino?"
Los detalles respecto de medidas concretas de acción política no están ni en el corazón ni en el alma de la increíble atracción que despierta Francisco en las personas de todo el mundo. No es su motivación política lo que nos conmueve cuando somos testigos del modo en que asume y abraza la fragilidad humana.
De una manera monumental e imprevista el papa Francisco está cambiando las cansadas conversaciones del pasado y nos invita a comprometernos en el camino de sanación que desesperadamente necesita nuestro mundo. Casi él solo está transformando el modo en que se mira al catolicismo, no cambiando el catolicismo, sino recuperando muchas de las ricas tradiciones que atesora y devolviéndolas al primer plano.
Su estrategia proviene de su visión de la Iglesia, y no es algo secreto. Francisco ve a la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla. "¡Qué inútil es preguntarle a un herido si tiene altos el colesterol o el azúcar! Hay que curarle las heridas. Ya hablaremos luego del resto. Curar heridas, curar heridas...", dijo en una entrevista con Antonio Spadaro SJ, en La Civiltà Cattolica).
Curar las heridas, sí. Y luego despertar a la sociedad a la fuente más grande de todas: la persona humana. Ése es el camino para salir de la pobreza.
FUENTE: The Detroit News; su autor es presidente y cofundador del Acton Institute